Infiltración con material de relleno

Tiene como finalidad atenuar las arrugas, depresiones, pliegues o surcos, realzar el perfil de los labios o aumentar de volumen zonas faciales deprimidas. Actualmente existen gran número de materiales de relleno autorizados sanitariamente.

Hay materiales considerados reabsorbibles y otros de más larga duración e incluso permanentes. La elección del material más idóneo dependerá de la zona o problema a tratar y de cada situación particular. La utilización de silicona líquida para la infiltración está prohibida.

Nuestra preferencia es por los materiales de relleno reabsorbibles en el tiempo, como por ejemplo el ácido hialurónico, ya que por nuestra experiencia y la de otros muchos, los materiales reabsorbibles no suelen tener efectos indeseados ni a corto, ni a largo plazo y en caso de producirse, se resolverían por sí solos o con el tratamiento indicado.

Existen dos tipos de ácido hialurónico. El reticulado y el no reticulado.

El ácido hialurónico no reticulado es una molécula lineal cuya propiedad principal es atraer agua, por eso en medicina estética lo empleamos en zonas que queremos hidratar. Es un gel muy fluido que podemos inyectar en cara, cuello, escote….

El ácido hialurónico reticulado se obtiene al enlazar moléculas de hialurónico para conseguir un gel más denso y que aporte volumen donde lo inyectemos.

El producto se inyecta en las capas profundas de la piel, restaurando el volumen perdido, rellenando surcos o arrugas profundas, como puede ser entrecejo, surcos nasogenianos, etc…

Se trata de ácido hialurónico de origen no animal, biocompatible y que se asemeja en gran medida al ácido hialurónico que produce el organismo de forma natural.

Es uno de los productos de relleno dérmico mejor documentados, con estudios exhaustivos que respaldan su seguridad y eficacia. Al ser de origen no animal, el riesgo de reacción por hipersensibilidad, así como el de alergia al producto es casi inexistente.

Los resultados una vez transcurridos unos días desde la infiltración y que haya disminuido el edema, pueden durar hasta un año. Al ser un procedimiento poco invasivo y rápido, las molestias son mínimas, así como el tiempo de recuperación, pudiéndose habitualmente continuar con la vida habitual sin necesidad de baja laboral y social.

Duración :

15 minutos a 1 hora.

Anestesia:

En caso de personas sensibles, aplicaremos una crema anestésica 30 minutos antes del procedimiento.

Recuperación:

Prácticamente inmediata.

Efectos secundarios:

Inflamación, enrojecimiento y hematomas, que se resolverán espontáneamente  en pocos días.